
Las sex shops clandestinas quedaron atrás con las nuevas sexy stores, que son “tiendas de placer” pero con gran luminosidad, hablan de sexo de forma respetuosa, imaginativa y sin vergüenza.
Anteriormente estaban absolutamente prohibidas las tiendas eróticas, sin embargo ya no lo están para los jóvenes de hoy. De la clandestinidad de los objetos eróticos hemos pasado a una gran libertad para hablar de sexo. Ahora las tiendas, el cine, la literatura y la publicidad tratan el sexo sin reservas y sin caer en la pornografía.
Durante generaciones, debido a la censura en temas como el sexo, las sex shops en los países desarrollados fueron lugares cerrados, lúgubres y con cristales tintados. Su interior era una incógnita para quien caminaba por la calle. Estos establecimientos se regían por la clandestinidad y los clientes corrían el riesgo de perder su reputación por consumir productos de una sex shop.
La vergüenza ha pasado a la historia, por eso a diferencia de las sex shops de años pasados, las sexy stores de ahora tienen aparadores. Ahora entrar o deleitarse mirando los aparadores ya no significa llevar una vida promiscua. Las sexy stores son tiendas llenas de luminosidad y colores en los aparadores.
Con estas nuevas tiendas la diversión y la imaginación sustituyen al secreto y al pecado. Sexy store es un término mucho más alegre, más vivo, más cercano a la gente y más atractivo que el término sex shop, que sigue teniendo prejuicios en su contra.
En las sexy stores hay objetos sensuales como preservativos de sabores chocolate, menta y fresa, tangas comestibles, lencería femenina muy sugestiva, aceites para masajes y vibradores para todos los gustos. Para los más cultos, las sexy stores cuentan también con una sección de literatura erótica, donde se encuentran libros tan ancestrales como El Kamasutra.
Fuente: www.esmas.com