
El Feng Shui es un instrumento que puede ayudar a comprender la relación entre las personas y los lugares que habitan, que sirve para estimular el flujo de energías en cada ambiente y que abarca muchos aspectos de la vida cotidiana. Se pueden aprovechar sus beneficios en diferentes ámbitos: la decoración del hogar, la disposición de los muebles y demás objetos en casa y en la oficina, etc.
Y la elección de colores a la hora de pintar no es la excepción: el Feng Shui enseña que no todos los tonos son adecuados para cualquier ambiente, y lo guía en la buena elección del color.
Los colores son la clave de la energía:
Al elegir un color para pintar las paredes del hogar es necesario considerar dos aspectos esenciales:
1. El tono y el matiz que mejor refleja su carácter y personalidad.
2. El tipo de actividad que va a desarrollar en cada espacio.
El rojo: es el primer color que identifica el ojo humano. Usar este color en un ambiente es afirmar la vida en toda su extensión, porque representa la fuerza y la energía. Si se emplea correctamente, puede ser un excelente motor para la actividad y un foco de atención permanente. Si, por el contrario, se emplea en ambientes equivocados, puede generar ansiedad y agitación.
El rojo puede usarse para: indicar peligro y advertir, crear confusión, activar los ánimos, dar sensación de calidez, centrar la atención.
El rojo debe evitarse: en ambientes que alberguen enfermos o personas muy ancianas, en lugares de descanso y en zonas muy concurridas (pasillos, corredores, halls, etc.)
El amarillo: es sinónimo de abundancia, es el color del sol y simboliza la luz que hace posible la vida. Es el color de la riqueza y estimula la tendencia a ser ponderado y alabado: antiguamente los emperadores vestían de amarillo, y los Papas de la Iglesia Católica se identifican también con este tono. También simboliza la tolerancia, la paciencia y la sabiduría.
El amarillo puede usarse para: alimentar la esperanza, vitalizar, mejorar la actividad mental, contrarrestar la oscuridad y activar la curiosidad.
El amarillo debe evitarse: en el interior de lugares muy pequeños y cerrados, y en los lugares de descanso.
El azul: representa el deseo de saber, la seguridad y la solidez (por eso muchas empresas lo incluyen en sus logotipos, sobre todo las aseguradoras y los grandes bancos). Además, simboliza todo lo desconocido, aquello que está por descubrirse. También es el color de la soledad.
El azul puede usarse para: crear un ambiente de misterio, ayudar a la meditación, expresar lo único, incentivar la curiosidad, expresar seriedad.
El azul debe evitarse: en las habitaciones de bebés y niños y en los lugares fríos.
El naranja: este color brillante surge de la fusión del amarillo solar y el rojo sanguíneo, por eso representa el cruce entre la fuerza vital y la abundancia. Es un color ambiguo, indefinido. El naranja puede usarse para: estimular el diálogo, alejar los sentimientos de soledad y abandono y afirmar la espiritualidad.
El naranja debe evitarse: en sitios que se empleen para tareas de concentración (salas de estudio, bibliotecas, etc.), en habitaciones de descanso y en lugares que representen autoridad (despachos de oficina, consultorios, etc.).
El verde: es la conciencia. Simboliza la vegetación y está ligado a la vida y la naturaleza. Está asociado al crecimiento y la vitalidad, pero también suele identificarse con la inmadurez y la envidia.
El verde puede usarse para: conectarse con la naturaleza, crear un ambiente tranquilo, descansar, llamar la atención sobre algo nuevo y dar sensación de rejuvenecimiento. El verde debe evitarse: en lugares cerrados.
El blanco: es el símbolo por excelencia de la pureza, la piedad y la inocencia. El blanco puede usarse para: definir el yo, denotar pureza e inocencia, sugerir limpieza y demostrar sinceridad. El blanco debe evitarse: en climas fríos, en lugares cerrados y en espacios de trabajo.
El negro: es el enigma, el magnetismo, y despierta el deseo de saber. Para los occidentales es el color de la muerte y representa la falta de luz, la tristeza y la soledad. Da sensación de profundidad, de seriedad.
El negro puede usarse para: afirmar la independencia, expresar fuerza y firmeza, evocar el misterio.
El negro debe evitarse: en espacios infantiles, en habitaciones que alberguen enfermos, en lugares de uso común y en las áreas de lectura.
El púrpura: evoca la convicción y la seguridad, es el color de las decisiones firmes. También puede denotar intolerancia y falta de paciencia. El púrpura puede usarse para: estimular la concentración, representar la fuerza interior y el poder, elevar la autoestima y reforzar la confianza en sí mismo.
El púrpura debe evitarse: en ambientes que promuevan la igualdad y en lugares muy cerrados o que alberguen a mucha gente.