No puedo ayudarte, hija mía
Opinión
Una de mis hijas es economista y abogada, más por esfuerzo de su madre y el de ella misma que por la ayuda de su padre a medias. Lo cierto es que encontró trabajo hace un año en una oficina del Estado, en lo que voy a llamar como antaño, la IV Región, donde se desempeña como una joven entusiasta de su trabajo y del gobierno actual. Pero no escribo para decir que la vida es de rosas o rosada chicha, sino para lamentar que tampoco ahora puedo ayudar a mi hija. Después de casarse mi gorda tuvo una hija ...