De casquineros y marrullistas
Opinión
El sufijo, como sabemos, es el elemento morfológico que se coloca al final de la raíz de un vocablo para formar derivados. Como el prefijo, un sufijo modifica el sentido a la nueva palabra así formada, pero a diferencia de aquel, el sufijo permite el cambio de categoría del derivado; por ejemplo, si a un verbo del español general como “helar” se le agrega el sufijo -azón, se forma un sustantivo (“helazón”): “Siento una helazón (frío) en el cuerpo como si tuviera malaria”. Y a la inversa: del sustantivo tamal (ladrón) se forma el verbo “tamalear”: “Me tamalearon (robaron) la ...