“Un telegrama al colochón”
Opinión
La conversación es corta, unos pocos segundos, un ¿Cómo va la venta? o ¿Cómo has estado? ¿Y tus hermanitos? Son mis primos, ¿sabe? Está mala. ¿Qué cosa? La venta. Está mala, ¡Ah, eso!, bueno... Cuidate, chavalo, y la mano alzada en un gesto de adiós. Así todos los días, hasta que lo dejás de mirar donde siempre, y te extrañas, y te preguntás qué se hizo, y luego te olvidás, y entonces viene otro, y lo ves de nuevo crecer, y nadie, ni vos ni nadie sabe qué hacer, ni los que tendrían más para hacer en sus manos, como ...