La Nicaragua oficial y la real
Opinión
Las elecciones en Nicaragua se han convertido en una forma de legitimar a unos cuantos personajes que pretenden vivir cómodamente y sin esfuerzo en los próximos cinco años. La legalidad y la legitimidad son dos conceptos divorciados. Al igual que el de los representantes y los representados, que hablan diferentes lenguajes, y tienen objetivos diversos, que muchas veces se cruzan, pero no se encuentran. No es de extrañar, por eso, que los gobernantes y los diputados en la mayoría de los casos plantean falsos problemas que no le interesan a nadie, salvo a ellos mismos. Al parecer, existen dos mundos ...