Debe acabarse clandestinidad de información pública

Política
Si Juan Pablo Guerrero fuera capaz de clonar su experiencia como funcionario público mexicano en Nicaragua, desde hace mucho tiempo se sabría quién financió a las tropas nicaragüenses que fueron a Irak, dónde están los 1,8 millones de dólares que el Banco Central desembolsó para pagar las tarjetas de crédito de la familia Alemán o en qué se gastan los 400 mil córdobas anuales que recibe cada diputado para “ayudas sociales”. Al contar lo que hace en el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), una entidad que surgió en la histeria de los cambios políticos con ...