Ponerle vallas al hambre
Opinión
La decisión del Gobierno español de elevar una nueva valla de separación entre Ceuta y Melilla y Marruecos, como medio para impedir nuevos asaltos de emigrantes, daría risa a Buñuel y podría ser un tema de película para Passolini, dado lo surrealista e innoble de la medida. Surrealista, porque unos cuantos centenares de metros más de alambres y tubos no detendrán la marea de africanos que el hambre trae a los lindes de Europa. Innoble, porque será el último de los monumentos que el racismo y la mezquindad europeos eleven en tierras africanas. También una nueva expresión de estolidez, pues ...